Hay nueve tipos clásicos de dragones, según se aparecen en el arte y la literatura chinos, siendo el nueve un número favorable en la numerología china. Estos tipos son:
Tianlong (天龍), el Dragón Celestial;
Shenlong (神龍), el Dragón Espiritual;
Fucanglong (伏藏龍), el Dragón de los Tesoros Ocultos;
Dilong (地龍), el Dragón del Inframundo;
Yinglong (應龍), el Dragón Alado;
Jiaolong (虯龍), el Dragón Astado;
Panlong (蟠龍), el Dragón Enroscado, que habita las aguas;
Huanglong (黃龍), el Dragón Amarillo, que emergió del río Luo para enseñar a Fuxi los elementos de la escritura;
Rey Dragón (龍王).
viernes, 31 de octubre de 2008
Los 9 dragones chinos
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Etiquetas: dragon chino mitologia
Aspecto del Dragón Chino
El dragón chino se representa como una criatura de cuerpo largo, parecida a una serpiente con cuatro garras, excepto el dragón imperial que poseía 5 garras, siendo distinto al dragón occidental, que camina sobre dos patas y suele presentarse como un ser malvado. El dragón chino ha sido desde la antigüedad un potente símbolo del poder favorable en el folclore y el arte chino.
Durante la dinastía Han, el aspecto del dragón fue caracterizado de la siguiente manera:
• Cuerpo de serpiente
• Escamas y cola de pescado
• Cornamentas de un macho cabrío
• Cara de camello
• Dos pares de garras de águila
• Oídos de toro
• Pies de tigre
• Ojos de un demonio
• Una perla llameante debajo de su barbilla
Durante la dinastía Han, el aspecto del dragón fue caracterizado de la siguiente manera:
• Cuerpo de serpiente
• Escamas y cola de pescado
• Cornamentas de un macho cabrío
• Cara de camello
• Dos pares de garras de águila
• Oídos de toro
• Pies de tigre
• Ojos de un demonio
• Una perla llameante debajo de su barbilla
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viernes, 17 de octubre de 2008
Leyenda de la "Puerta del Dragón"
Es la leyenda de una carpa que vio la cima de una montaña y decidió que iba a alcanzarla. Nadó río arriba, escalando rápidos y cascadas sin dejar que nada le apartase de su camino. Cuando alcanzó la cima allí estaba la mítica «Puerta del Dragón» y cuando saltó por encima de ella se convirtió en un dragón. Los samurais del Periodo Muromachi deseaban lograr tener su valentía. Se cree que varias cascadas y cataratas en China son la ubicación de la «Puerta del Dragón». El Huang Ho (Río Amarillo) cruza a través de China, para poder llegar a su origen, una carpa tiene que nadar hacia un valle de rápidos conocido como Longmen, que pasa a través de la Montaña Jishishan (en la profundidad de las Montañas Kunlun). Tal como cuenta la leyenda si la carpa logra subir las Longmen Falls (y cruzar la Puerta del Dragón), se puede transformar en un dragón. Esta leyenda se usa como una alegoría del empuje y esfuerzo necesarios para superar los obstáculos y lograr el éxito humano en la vida. Las pinturas que ofrecen la carpa de Koi, por lo tanto, se consideran simbólicas de buena fortuna en negocio o vida académica. Más generalmente asociado a la perseverancia ante la adversidad (fortaleza) y fuerza del propósito (persistencia), también símbolo de paciencia y longevidad.
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Leyenda de los cuatro Dragones
Hace mucho tiempo, cuando no había ríos ni lagos en la Tierra sino solamente el mar del Este, habitaban en él cuatro dragones: el Gran Dragón, el Dragón Amarillo, el Dragón Negro y el Dragón Perlado. Un día, los cuatro dragones volaron desde el mar hacia el cielo, en donde comenzaron a jugar con las nubes.
De pronto uno de los dragones dijo a los demás “¡Vengan rápido a ver esto, por favor!”
"¿Qué sucede?” preguntaron al unísono los otros tres, mirando hacia donde apuntaba el Dragón Perlado.
Abajo, en la Tierra, se veía una multitud ofrendando panes y frutas y quemando incienso. Entre el gentío se destacaba una anciana de cabellos blancos, arrodillada en el suelo con un niño pequeño atado a su espalda. Ella rezaba: “Dios de los Cielos, por favor, envíanos pronto la lluvia para que tengamos arroz para nuestros niños”. Y es que no había llovido por largo tiempo. Los cultivos se secaban, la hierba estaba amarilla y la tierra se resquebrajaba bajo el sol ardiente.
"¡Cuán pobre es esta gente!” dijo el Dragón Amarillo, “y morirán si no llueve pronto”.
El Gran Dragón asintió. Entonces propuso "Vayamos a rogarle al Emperador de Jade para que haga llover”. Dicho lo cual dio un salto y desapareció entre las nubes. Los demás lo siguieron de cerca y todos volaron hacia el Palacio del Cielo. El Emperador de Jade era muy poderoso, pues estaba a cargo de los asuntos del cielo y de la tierra. Al emperador no le agradó ver a los dragones llegar a toda velocidad.
"¿Qué hacen aquí? ¿Por qué no se comportan como es debido y se quedan en el mar?
El Gran Dragón se adelantó y dijo: “Los cultivos de la Tierra se secan y mueren, su majestad. Le ruego que envíe pronto la lluvia”. “Muy bien. Primero vuelvan al mar y mañana enviaré la lluvia”, dijo el emperador. Los cuatro dragones le agradecieron y regresaron muy alegres. Pero pasaron diez días y ni una sola gota de agua cayó del cielo. La gente sufría más, algunos comían raíces, algunos comían arcilla, cuando ya no hubo más raíces. Viendo esto, los dragones se pusieron muy tristes, pues sabían que el Emperador de Jade sólo se preocupaba por su propio placer y nunca se tomaba a la gente en serio. Sólo ellos cuatro podían ayudar a la gente, pero ¿cómo hacerlo? Mirando hacia el vasto océano, el Gran Dragón dijo tener la solución.
"¿De qué se trata? ¡Habla ya!” dijeron los otros tres. "Miren. ¿No hay muchísima agua en el mar en donde vivimos? Podríamos tomarla y arrojarla hacia el cielo, entonces caería como si fuera lluvia y se salvarían la gente y sus cultivos” dijo el Gran Dragón. “¡Buena idea!” dijeron los demás aplaudiendo.“Pero”, advirtió el Gran Dragón, “si el emperador se entera nos castigará”.
"Haría cualquier cosa con tal de ayudar a la gente” dijo el Dragón Amarillo.
"Entonces comencemos. De seguro no nos arrepentiremos” dijo el Gran Dragón.
El Dragón Negro y el Perlado no se quedaron atrás y volaron hacia el mar para llenar sus bocas de agua, que luego soltaron sobre la Tierra. Los cuatro dragones iban y venían y el cielo se oscureció de tanta actividad. No pasó mucho rato hasta que el agua del mar estaba derramándose en forma de lluvia sobre toda la Tierra.
"¡Llueve, llueve! ¡Los cultivos se salvarán!” toda la gente saltaba y gritaba de alegría. Las espigas de trigo y el sorgo se enderezaron. El Dios del Mar descubrió lo que estaba sucediendo e informó al emperador.
"¿Cómo se atreven los cuatro dragones a dar lluvia sin mi permiso?” El Emperador de Jade estaba furioso y ordenó a las tropas del cielo que apresaran a los dragones. Los dragones, en evidente inferioridad numérica, no pudieron defenderse y pronto fueron arrestados y llevados al Palacio del Cielo.
"Ve y pon cuatro montañas sobre los cuatro dragones, para que nunca más puedan escapar” ordenó el emperador al Dios de las Montañas. Este uso su magia para que cuatro grandes montañas aparecieran volando y cayeran sobre los cuatro dragones. Aún así, los dragones nunca se arrepintieron de sus actos. Decididos a ayudar a la gente por toda la eternidad, se convirtieron en cuatro ríos, que corrieron atravesando las montañas y los valles, cruzando el territorio de oeste a este para llegar finalmente a su hogar, el mar.
Y así se formaron los cuatro grandes ríos de China: el Heilongjian (Dragón Negro) en el norte, el Huanghe (Río Amarillo) en el centro, el Changjiang (Yangtze, o Gran Río) en el sur y el Zhujiang (Perlado) mucho más al sur.
De pronto uno de los dragones dijo a los demás “¡Vengan rápido a ver esto, por favor!”
"¿Qué sucede?” preguntaron al unísono los otros tres, mirando hacia donde apuntaba el Dragón Perlado.
Abajo, en la Tierra, se veía una multitud ofrendando panes y frutas y quemando incienso. Entre el gentío se destacaba una anciana de cabellos blancos, arrodillada en el suelo con un niño pequeño atado a su espalda. Ella rezaba: “Dios de los Cielos, por favor, envíanos pronto la lluvia para que tengamos arroz para nuestros niños”. Y es que no había llovido por largo tiempo. Los cultivos se secaban, la hierba estaba amarilla y la tierra se resquebrajaba bajo el sol ardiente.
"¡Cuán pobre es esta gente!” dijo el Dragón Amarillo, “y morirán si no llueve pronto”.
El Gran Dragón asintió. Entonces propuso "Vayamos a rogarle al Emperador de Jade para que haga llover”. Dicho lo cual dio un salto y desapareció entre las nubes. Los demás lo siguieron de cerca y todos volaron hacia el Palacio del Cielo. El Emperador de Jade era muy poderoso, pues estaba a cargo de los asuntos del cielo y de la tierra. Al emperador no le agradó ver a los dragones llegar a toda velocidad.
"¿Qué hacen aquí? ¿Por qué no se comportan como es debido y se quedan en el mar?
El Gran Dragón se adelantó y dijo: “Los cultivos de la Tierra se secan y mueren, su majestad. Le ruego que envíe pronto la lluvia”. “Muy bien. Primero vuelvan al mar y mañana enviaré la lluvia”, dijo el emperador. Los cuatro dragones le agradecieron y regresaron muy alegres. Pero pasaron diez días y ni una sola gota de agua cayó del cielo. La gente sufría más, algunos comían raíces, algunos comían arcilla, cuando ya no hubo más raíces. Viendo esto, los dragones se pusieron muy tristes, pues sabían que el Emperador de Jade sólo se preocupaba por su propio placer y nunca se tomaba a la gente en serio. Sólo ellos cuatro podían ayudar a la gente, pero ¿cómo hacerlo? Mirando hacia el vasto océano, el Gran Dragón dijo tener la solución.
"¿De qué se trata? ¡Habla ya!” dijeron los otros tres. "Miren. ¿No hay muchísima agua en el mar en donde vivimos? Podríamos tomarla y arrojarla hacia el cielo, entonces caería como si fuera lluvia y se salvarían la gente y sus cultivos” dijo el Gran Dragón. “¡Buena idea!” dijeron los demás aplaudiendo.“Pero”, advirtió el Gran Dragón, “si el emperador se entera nos castigará”.
"Haría cualquier cosa con tal de ayudar a la gente” dijo el Dragón Amarillo.
"Entonces comencemos. De seguro no nos arrepentiremos” dijo el Gran Dragón.
El Dragón Negro y el Perlado no se quedaron atrás y volaron hacia el mar para llenar sus bocas de agua, que luego soltaron sobre la Tierra. Los cuatro dragones iban y venían y el cielo se oscureció de tanta actividad. No pasó mucho rato hasta que el agua del mar estaba derramándose en forma de lluvia sobre toda la Tierra.
"¡Llueve, llueve! ¡Los cultivos se salvarán!” toda la gente saltaba y gritaba de alegría. Las espigas de trigo y el sorgo se enderezaron. El Dios del Mar descubrió lo que estaba sucediendo e informó al emperador.
"¿Cómo se atreven los cuatro dragones a dar lluvia sin mi permiso?” El Emperador de Jade estaba furioso y ordenó a las tropas del cielo que apresaran a los dragones. Los dragones, en evidente inferioridad numérica, no pudieron defenderse y pronto fueron arrestados y llevados al Palacio del Cielo.
"Ve y pon cuatro montañas sobre los cuatro dragones, para que nunca más puedan escapar” ordenó el emperador al Dios de las Montañas. Este uso su magia para que cuatro grandes montañas aparecieran volando y cayeran sobre los cuatro dragones. Aún así, los dragones nunca se arrepintieron de sus actos. Decididos a ayudar a la gente por toda la eternidad, se convirtieron en cuatro ríos, que corrieron atravesando las montañas y los valles, cruzando el territorio de oeste a este para llegar finalmente a su hogar, el mar.
Y así se formaron los cuatro grandes ríos de China: el Heilongjian (Dragón Negro) en el norte, el Huanghe (Río Amarillo) en el centro, el Changjiang (Yangtze, o Gran Río) en el sur y el Zhujiang (Perlado) mucho más al sur.
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viernes, 10 de octubre de 2008
Origen del Dragón Chino
Los orígenes de los dragones chinos se los puede percibir a través de los varios totems de diferentes tribus de China. Algunos presumen que la imagen del dragón chino viene de la desfiguración de serpientes, peces, y cocodrilos. Por ejemplo, en la cultura Tangshao, en Shaanxi, se presenta un totem de una criatura alargada tipo serpiente-pez. La asociación se basa en la leyenda de la trucha que debe de saltar sobre el mítico arco del Dragón para convertirse en uno.
Otra vista alternativa, dada por He Xin, es que proviene de una especie de cocodrilo, específicamente el Cocodrilus Porosis. Dado que este animal es sensible a los cambios atmosféricos y prevee la llegada de la lluvia, es que se lo asoció con el control del clima. Otras culturas que han asociado al dragón como cocodrilo son los babilonios, los indios y los mayas. Existe una leyenda china sobre la Historia de Zhou Chu, un guerrero de la dinastía Jin, quien dice haber matado a un dragón que infestó las aguas de su pueblo; aparentemente, un cocodrilo.
Otros investigadores han propuesto que los dragones chinos son realmente el resultado de la mezcla de totems de varias tribus cuando éstas se unieron para vivir juntas. Algunos eruditos reportan que el primer emperador en utilizar la imagen de un dragón fue el legendario Huang Di (El Emperador Amarillo); a él se le podía visualizar un dragón en su escudo de armas. Cada vez que él conquistaba un pueblo, incorporaba el emblema de su enemigo como señal de victoria. Estos hechos explican el por qué los dragones chinos mantienen características de varios animales.
En la dinastía Han, la apariencia del dragón se la describe como cuerpo de culebra, las escamas de un pez, los cuernos de un ciervo, la cara de un camello, dos pares de talones de aguilas, las orejas de un toro, las patas de un tigre, y los ojos de un demonio. No olvidemos que mantiene una perla flameante debajo de su barbilla.
La descripción moderna de los dragones chinos los presentan con poderes sobrenaturales; se dice que pueden disfrazarse como una lombriz de seda, o ser tan grandes para cubrir todo el cielo. Pueden volar sobre las nubes o esconderse debajo del agua (según la cultura Guanzi). También pueden crear nubes, evocar fuego y agua, volverse invisibles o brillar en la oscuridad (según los Shuowen Jiezi).
Otra vista alternativa, dada por He Xin, es que proviene de una especie de cocodrilo, específicamente el Cocodrilus Porosis. Dado que este animal es sensible a los cambios atmosféricos y prevee la llegada de la lluvia, es que se lo asoció con el control del clima. Otras culturas que han asociado al dragón como cocodrilo son los babilonios, los indios y los mayas. Existe una leyenda china sobre la Historia de Zhou Chu, un guerrero de la dinastía Jin, quien dice haber matado a un dragón que infestó las aguas de su pueblo; aparentemente, un cocodrilo.
Otros investigadores han propuesto que los dragones chinos son realmente el resultado de la mezcla de totems de varias tribus cuando éstas se unieron para vivir juntas. Algunos eruditos reportan que el primer emperador en utilizar la imagen de un dragón fue el legendario Huang Di (El Emperador Amarillo); a él se le podía visualizar un dragón en su escudo de armas. Cada vez que él conquistaba un pueblo, incorporaba el emblema de su enemigo como señal de victoria. Estos hechos explican el por qué los dragones chinos mantienen características de varios animales.
En la dinastía Han, la apariencia del dragón se la describe como cuerpo de culebra, las escamas de un pez, los cuernos de un ciervo, la cara de un camello, dos pares de talones de aguilas, las orejas de un toro, las patas de un tigre, y los ojos de un demonio. No olvidemos que mantiene una perla flameante debajo de su barbilla.
La descripción moderna de los dragones chinos los presentan con poderes sobrenaturales; se dice que pueden disfrazarse como una lombriz de seda, o ser tan grandes para cubrir todo el cielo. Pueden volar sobre las nubes o esconderse debajo del agua (según la cultura Guanzi). También pueden crear nubes, evocar fuego y agua, volverse invisibles o brillar en la oscuridad (según los Shuowen Jiezi).
Publicadas por Dragón a la/s 7:57 p. m. 0 comentarios
Etiquetas: dragon chino origen
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